La sensibilidad dental se define como un dolor intenso y transitorio causado por la exposición de la dentina que aparece tras el contacto con el diente de un estímulo externo tal como alimentos y bebidas frías, calientes, dulces y/o ácidos; e incluso por la presión táctil o del cepillo.
Recordemos que la dentina es la segunda capa del diente y se encuentra protegida por la encía, el esmalte y el cemento radicular. Contiene miles de tubos microscópicos llamados túbulos dentinarios. Éstos conectan la parte exterior con las terminaciones nerviosas del interior del diente. Cuando la dentina pierde su protección y queda expuesta es cuando aparece la sensibilidad dental.
Las causas que favorecen y provocan la sensibilidad dental son:
– Un cepillado inadecuado y brusco. Si además lo acompañamos de un cepillo duro, provocaremos una abrasión del esmalte y del cemento radicular, dejando expuesta así la dentina.
– Las comidas y bebidas ácidas también erosionan y debilitan el esmalte.
– Ciertas patologías gástricas como por ejemplo una úlcera, hernia de hiato o por ejemplo la bulimia, también provocan un medio oral ácido.
– El bruxismo. Es la “manía” del paciente a apretar y rechinar sus dientes. A la larga provoca un desgaste oclusal con la consiguiente exposición dentinaria.
– Una mala higiene hace que se acumule placa y sarro, con el tiempo la encía se va retrayendo. En estos casos, tras realizar una limpieza profesional o un tratamiento periodontal (limpieza más profunda), al eliminar ese sarro, quedarán expuestas las raíces y aparecerá sin duda sensibilidad.
– A veces, aunque las menos, la causa puede ser una caries dental. Dicha cavidad hace que los líquidos y alimentos fríos o azucarados del exterior se “sientan” en el interior del diente.
Por tanto, conociendo sus causas, el mejor tratamiento es la PREVENCIÓN
– Evitar alimentos y bebidas ácidas.
– Adquirir buenas y correctas medidas de higiene, una buena técnica de cepillado y por supuesto utilizar un cepillo de dureza media o suave.
– Evidentemente deberemos evitar el uso de palillos y sustituirlo por el uso de la seda dental.
– Si somos bruxistas, deberemos acudir al dentista para que nos haga una férula de descarga.
– Si padecemos alguna enfermedad gástrica, tratarla correctamente con el especialista.
Y como tratamiento CURATIVO:
– Utilizar pastas dentales específicas para dientes sensibles. Evitaremos las pastas “blanqueantes”, son pastas más abrasivas para el esmalte.
– Fluorización. Es la aplicación en consulta de un “barniz” con alto contenido en flúor y sales de potasio. Son agentes desensibilizantes que penetran en los túbulos dentinarios abiertos, taponándolos parcialmente. Generalmente se necesitan varias sesiones en la clínica para que tenga un resultado óptimo.
– En el caso de existencia de caries, se deberán tratar y empastar las piezas afectadas.
Esperamos que ese artículo os sea de utilidad. Y ya sabéis, si tenéis alguna duda, acudid a nuestra clínica, estaremos encantados de ayudaros.